jueves, 25 de junio de 2015

LA MISTERIOSA ARCA DE LA ALIANZA.


¿Dónde se encuentra la fabulosa Arca de la Alianza, uno de los objetos más sagrados y terribles de Dios?

¿Qué fue de este sagrado cofre que encerraba las 10 tablas de la ley? Se dice que el Arca que detenía a ejércitos enteros, derribaba murallas y era capaz de abrir las aguas de los ríos, se encuentra oculta en Jerusalén o custodiada en secreto en una iglesia de Etiopía.



La búsqueda de la mítica Arca de la Alianza, uno de los tesoros más míticos del Antiguo Testamento y que fue construido siguiendo las precisas instrucciones de Dios a los pies del monte Sinaí, ha durado decenas de siglos y ha encendido la imaginación de teólogos, aventureros y arqueólogos.

La Biblia, en Éxodo 25, 10-22, la describe con mucho detalle: era una especie de cofre de madera de acacia, revestida por dentro y por fuera con oro puro, que medía 2,5 codos de longitud y 1,5 de ancho y alto ( unos 1,25 mts de largo por 0,75 de ancho y 0,75 de alto). Una cornisa o guirnalda de oro rodeaba su parte superior y por fuera llevaba fijos cuatro anillos de oro a ambos lados, a través de los cuales se insertaban dos largas varas, también de madera de acacia revestidos de oro, para poder transportarla. Su tapa superior, llamada “propiciatorio”, era de oro macizo y llevaba encima la imagen de dos querubines de oro, uno de cara al otro y con las alas desplegadas, que miraban hacia el centro de la caja. Entre el espacio entre ambos querubines y el propiciatorio se formaba un espacio abierto –una especie de triángulo sagrado- que se llamaba oráculo, y era la parte más sagrada del Arca. Allí Yahveh hacía sus prescripciones a Israel. “Allí”, el Señor le había dicho a Moisés, “me encontraré contigo, desde encima del propiciatorio, de en medio de los dos querubines colocados sobre el arca del Testimonio, te comunicaré todo lo que haya de ordenarte para los israelitas”. (Ex.25-22).
Una vez que el Arca fue construida, la Biblia nos cuenta que “y dio Moisés en el Monte Sinaí dos tablas del testimonio, dos tablas de piedra escritas con el dedo de Dios. Y Moisés tomó el testimonio y lo puso dentro del Arca.” (Libro del Éxodo).
Una leyenda posterior, contada en carta a los Hebreos, relata que, aparte del “testimonio” o las tablas de la ley con los 10 mandamientos, allí también fueron guardados la vara de Aaron que reverdeció y una vasija con el Maná que cayó del cielo y alimentó al pueblo israelita en el desierto.
El Arca de la Alianza, que representaba la alianza (pacto o convenio) entre Dios y el pueblo judío, se transformó a partir de ese momento en el objeto más sagrado para Israel. Estaba situada en el sancta sanctorum o lugar más sagrado del tabernáculo o del Templo. Su utilidad fue variada, pues no sólo estaba destinada a contener los elementos sagrados antes descritos, sino que además tenía fama de ser un arma capaz de proteger al pueblo elegido, siendo brazo ejecutor de los castigos de Dios. Los significados del Arca, así, iban más allá de lo simbólico: tener el Arca era tener a Dios.

Su transporte y cuidado fue reservado sólo a la tribu de los levitas. Luego de dejar Egipto y durante la vida nómada y las expediciones en el desierto del pueblo judío, el Arca siempre iba antes que el pueblo porque ella mostraba qué camino seguir y dónde hacer alto cada noche. Y cuando era levantada, los sacerdotes decían: “Levántate, Yahveh, que tus enemigos se dispersen, huyan delante de ti los que te odian”. Si alguna tribu enemiga atacaba, los israelitas sacaban el Arca al frente de batalla y los enemigos huían despavoridos (Nm 10,34-35). 
El arca viajaba siempre cubierta por un velo de protección, más una capa de cuero fino, y un paño de color púrpura.




Poderes terribles
La Biblia nos relata que el Arca de la Alianza tenía poderes excepcionales e incomprensibles. Podía detener el curso de los ríos, aplastar montañas y destruir ejércitos enteros. Cuando el pueblo de Israel llegó a la Tierra Prometida y los judíos se encontraron con el río Jordán, el Arca de la Alianza detuvo las aguas del torrente para que los hebreos pudieran cruzarlo. (Jos 3,14-17: “…Y en cuanto los que llevaban el arca llegaron al Jordán, y los pies de los sacerdotes que llevaban el Arca tocaron la orilla de las aguas… las aguas que bajaban de arriba se detuvieron y formaron un solo bloque a gran distancia…).

Pero quizás su proeza más impresionante fue la destrucción de las murallas de Jericó. La Biblia relata que, para lograrlo, los israelitas estuvieron dando vueltas durante seis días alrededor de la ciudad con el Arca de la Alianza a cuestas. Al séptimo día dieron siete vueltas, lanzaron un grito de guerra, dejaron oír sus trompetas y las murallas cayeron como castillos de naipes.(Jos 6,1-20).



Recorrido del Arca después de llegar a la Tierra Prometida, (Israel).
Cuando los israelitas llegaron a la Tierra Prometida, el Arca fue puesta en la ciudad de Guilgal, y se le construyó un pequeño santuario. Más tarde fue trasladada a Siquem, después a Betel y finalmente a Silo, su primera residencia de larga duración. Allí fue cuidada por la familia del sacerdote Elí. 
Muchos años más tarde, durante una cruenta guerra contra los filisteos, el Arca fue llevada al campamento israelita con el objeto de levantar la moral de los guerreros. Pero después de una trágica derrota de los hebreos, donde también murieron los dos hijos del juez y el sacerdote israelita Elí, los filisteos la tomaron como un valiosísimo trofeo, desatando un verdadero luto en todo el país de Israel. Los filisteos creían que la toma del Arca significaba una victoria de sus dioses sobre el Dios de Israel, así que la llevaron a la ciudad de Asdod y la colocaron como un trofeo de guerra en el templo de su dios Dagón. A la mañana siguiente, sin embargo, hallaron la estatua de Dagón caída de bruces en tierra delante del Arca, así que la levantaron y la colocaron de nuevo en su lugar. Pero, a la mañana siguiente, hallaron de nuevo a Dagón en el piso, sólo que esta vez estaba sin cabeza y sin manos.
Al mismo tiempo una cruel enfermedad (la plaga bubónica quizás) azotó a los asdodeos, mientras que una terrible invasión de ratas afligió a todo el territorio circundante. Estos castigos fueron de inmediato atribuidos a la presencia del Arca dentro de las paredes de la ciudad, así que los filisteos trasladaron el Arca a Gat y a Ecrón, lugares donde ocasionó los mismos azotes. Finalmente, luego de siete meses de espantosos sucesos, por sugerencia de sus sacerdotes y adivinadores, los filisteos decidieron renunciar a su pavoroso trofeo y la pusieron sobre un carro tirado por dos vacas, sin conductor, y la enviaron por los campos para que fuera donde quisiera.
La carreta, así, llegó sola a la ciudad judía de Bet Shemesh. Allí, los israelitas salieron a su encuentro, pero imprudentemente abrieron el Arca y miraron dentro. Todos cayeron fulminados. Espantados, los habitantes de Bet Shemesh decidieron deshacerse del Arca, y la mandaron a la vecina ciudad de Kiryat Yearim, donde permaneció 20 años olvidada. 
El rey David se acordó entonces de ella y decidió trasladarla a Sión. La puso en una carreta tirada por bueyes y organizó una procesión. Pero en cierto momento, por un brusco movimiento de los animales, la carreta se tambaleó, y un hombre llamado Uzzá, para evitar que el Arca cayera al suelo, intentó sujetarla. Y apenas la tocó cayó muerto.

Cuando por fin llegó el Arca a Jerusalén, fue depositada en una pequeña tienda, a modo de santuario, construida por David. Y cuando años más tarde su hijo Salomón construyó el Templo de Jerusalén, fue definitivamente colocada en la parte más sagrada del mismo. 




Y es curiosamente allí, en el lugar más protegido y seguro de todos los que estuvo, donde, alrededor del año 900 A.C., se perdió su pista para siempre. Esto dio origen a una búsqueda que ha inspirado a creyentes y cazadores de fortunas durante milenios.

¿Qué fuerzas ocultas escondía este cofre?
Un objeto que despedía rayos de luz divina, podía detener el curso de los ríos, aplastar murallas, destruir ejércitos, provocar enfermedades o matar por contacto tenía que encerrar poderes secretos. Muchos aventuraron que el Arca era un condensador, un arma nuclear o una caja fuerte electrificada. En 1948 el físico Maurice Denis-Papin afirmaba que el Arca era un condensador eléctrico “capaz de producir poderosas descargas de hasta 7000 voltios”. Más tarde Erich von Däniken, en su libro “Recuerdos del futuro” (1968), decía que ésta “era una especie de transmisor de radio entre Yahvé y Moisés”. Y el famoso escritor español J.J. Benítez afirmaba que era “un arma mortífera” al servicio del pueblo de Dios. Los científicos actuales la definen como una suerte de objeto tecnológico, ya que combinaba un material conductor como es el oro con otro aislante como es la madera. Las placas de oro por dentro y fuera, separadas por madera de acacia, lo transformaban en algo muy parecido a un condensador eléctrico, formado por un par de superficies conductoras separadas por un material dieléctrico.



¡EL ARCA!…LA DESPENSA DE MOISES
 La mayoría de las personas a considerado siempre el Arca como un hermoso arcón, en el que se guardaban las “tablas de la ley”, pero si investigamos un poco, podría resultar que no es así, sino que la utilidad del Arca era muy diferente, pues se trataba en realidad como veremos a continuación, de un artefacto diseñado para la producción ilimitada de alimento.



El Arca, descrita por las enciclopedias como una caja de madera de 1,75 metros de largo por uno de ancho y otro de largo, estaba recubierta de oro tanto en su interior como en su exterior. La biblia cuenta como Yave encargo su construcción según las detalladas instrucciones que le son dadas a Moisés.

 “Mira bien y hazlo fabricar según el diseño que se te a propuesto en el monte “ éxodo 25,14

Resulta obvio, que estas palabras no se refieren al contenedor, osea la caja (Moisés con toda seguridad debía saber fabricar un arcón), sino a lo que en su interior había de ser guardado.

Pero no es tan solo la Biblia en la que se menciona el Arca, el Zohar (libro secreto de los judíos y obra principal de la Cábala) dedica mas de cincuenta paginas al Arca, siendo bastante mas detallada su descripción que en la Biblia, aunque el Zohar se refiere al arca como < El antepasado de los días>.

Es esta detallada descripción echa en el libro de Zohar la que llevó en el pasado a estudiosos como Lazarus Bendavid (1762-1832), filósofo y matemático de Berlín, quien fue director de la academia libre judía y que llegó a decir que el que se acercase al arca corría peligro de muerte, incluso los sumos sacerdotes que habían sido adiestrados para su manejo, se mostraban temerosos y se consideraban afortunados si sobrevivían. Como ya observó el Juez Samuel quien asi lo plasmó en la Biblia.

“Por lo cual hicieron que se juntasen todos los Sacerdotes de los filisteos, los cuales dijeron, devolved el Arca del Dios de Israel y restituirla ha su lugar, a fin de que no acabe con nosotros y nuestro pueblo. Porque se difundía por todas las ciudades el terror de la muerte; y la mano de Dios descargaba terriblemente sobre ellas pues aun los que no morían estaban llagados en las partes mas secretas de las nalgas” Ismael 5, 11 y 12




Estos datos que aportan tanto la Bilia cono el Zohar, describen sin duda signos de una exposición a una fuente de radioactividad. ¿Acaso era algo extremadamente radioactivo lo que se encontraba en su interior?, muy posiblemente el echo de que el arca fuese recubierta de oro puro tanto por dentro como por fuera, tuviese algo que ver, posiblemente no se tratase tan solo de una ostentosa decoración, sino de un método para la protección del artefacto de su interior, posiblemente frágil y que debía ser protegido de cosas como el extremo calor del desierto.

Los ingenieros Británicos George Sassoon y Rodney Dale, cuentan en su libro editado en 1978, “The Mannamachine” como concentrándose en las descripciones del Zohar, mucho mas detallada que en la Biblia, Fueron capaces gracias a los conocimientos técnicos y biológicos que poseían, de reconstruir según las instrucciones encontradas una réplica del Arca de la Alianza, que efectivamente se trataba de un artefacto técnico, dotado de un minireactor nuclear y que recogiendo la humedad del ambiente, sobre todo en la noche, era capaz de fabricar a base de un alga y dicha humedad.. un alimento… el mana. Artefacto que fue acarreado durante nada menos que 40 años por el pueblo Israelita a través del desierto, con el único fin de que no faltase el alimento rico en proteínas como el que producía el Arca. El artefacto usado por los israelitas según averiguaron Sassoon y Dale, funcionaba a pleno rendimiento durante seis días produciendo cada mañana el mana, y era el séptimo día cuando los instruidos Levitas limpiaban la maquina.

Bien.... llegados a este punto, hay una cosa que resulta obvia:

– El arca no portaba en su interior las “tablas de la ley”, sino un artefacto dotado de un mini-reactor nuclear capaz de producir alimento de manera ilimitada y además… de continuar existiendo seguiría produciendo alimento aun hoy…. y durante mucho tiempo mas.

¿Dónde está el Arca?
La búsqueda del Arca, así como el Santo Grial, ha sido objeto de deseo de muchos durante siglos. El historiador alemán Otto Rahn, por ejemplo, sin ir más lejos, tal como se cuenta en las famosas películas de la saga de Indiana Jones, afirma que los nazis persiguieron con ahínco ambas reliquias.
Hay muchas teorías para explicar el actual paradero del Arca. Algunos sostienen que los babilonios, comandados por el rey Nabucodonosor II, tras conquistar Jerusalén el año 586 A.C., se apoderaron del Arca, la destruyeron y fundieron su oro. Otros sostienen que, durante esta invasión, fue oculta por sacerdotes del templo. Según el libro de los Macabeos, el profeta Jeremías tomó el Arca y la ocultó en el Monte Nebo (“”El profeta, después de una revelación, mandó llevar consigo la Tienda y el Arca; y salió hacia el monte donde Moisés había subido para contemplar la heredad de Dios. Y cuando llegó Jeremías, encontró una estancia en forma de cueva; allí metió la Tienda, el Arca y el altar del incienso, y tapó la entrada. Volvieron algunos de sus acompañantes para marcar el camino, pero no pudieron encontrarlo.
En cuanto Jeremías lo supo, les reprendió diciéndoles: “Este lugar quedará desconocido hasta que Dios vuelva a reunir a su pueblo y le sea propicio. El Señor entonces mostrará todo esto; y aparecerá la gloria del Señor y la Nube, como se mostraba en tiempo de Moisés”).
El diario británico The Telegraph, en un reportaje sobre el Arca, respaldó esta teoría al entrevistar al Rabino Chaim Richman, quien afirmó que la santa reliquia estaba ubicada a un kilómetro del actual templo de Jerusalén, “oculta en cámaras subterráneas, cavadas en los días de Salomón”. Richman agregó que “los judíos tienen una cadena ininterrumpida de información grabada y transmitida de generación en generación, lo que indica su posición exacta. Sabemos dónde ha estado el Arca durante miles de años atrás. Podríamos cavar para sacarla, pero esta zona está controlada por los musulmanes”.



Sin embargo, otros historiadores y especialistas se inclinan a creer que el Arca se encontraría en Etiopía, celosamente custodiada en la catedral de Tsion Maryam, en Axum, donde habría sido custodiada por siglos por monjes ortodoxos de la ciudad. El Arca habría sido llevada de Jerusalén por el hijo del rey Salomón-el vástago Emperador Menelik I-, quien la llevó primero a la isla de Elefantina, cerca del río Nilo. Después habría sido llevada a una especie de tabernáculo en la isla de Tana Cherkos (Tana Kirkos), ubicada en el lago Tana, donde permaneció durante 800 años. Posteriormente, el rey Ezana de Etiopía decidió trasladar el Arca de la Alianza a Axum, considerada como la Jerusalén de Etiopía. 



Hay variadas pruebas arqueológicas que respaldan esta teoría, como la existencia allí de reliquias pertenecientes al pueblo judío de la época del Arca, y que pertenecerían al templo de Jerusalén. Además, extrañamente el Arca es el punto central del culto y la adoración cristiana en Etiopía: cada uno de los 20.000 templos de Etiopía contiene una réplica del Arca de la Alianza.

Una aclaración:
Yo me quedo perplejo,y asombrado al pensar si hay alguna similitud (de las atrozidades que pasaron los filisteos: plagas, ambrunas y desgracias cuando se apropiaron indevidamente del Arca de la Alianza) con Etiopía en la actualidad (muerte, desolación y pobreza extrema)... es razonable pensar que el Arca puede estar en Etiopía esperando a que algún día acabe en su lugar de origen "Jerusalen".
En 1989 el periodista británico Graham Hancock respaldó esta teoría al afirmar que la legendaria reliquia no se encontraba perdida, sino que a salvo en una iglesia de Etiopía, adonde había sido trasladada secretamente hace más de mil años (alrededor del 1.650 AC). El patriarca ortodoxo de Etiopía, Abuna Paulos, de hecho, confesó hace pocos años que había “visto” el Arca de la Alianza y que su estado de conservación era “bueno”.
Por lo pronto, los más ortodoxos afirman que el paradero de este mítico y fabuloso cofre sagrado, signo visible de la presencia y protección de Dios, tal como decía el profeta Jeremías, seguirá siendo “desconocido, hasta que Dios vuelva a reunir a su pueblo y le sea propicio”









25,22).

viernes, 12 de junio de 2015

EL GRAN MISTERIO DE LA MESA DEL TEMPLO DE SALOMÓN.


¿Qué era la Mesa de Salomón?

 De todos los objetos del legendario templo del rey bíblico, el Arca v la Mesa son, sin duda, sus objetos más conocidos. Mucho se ha escrito sobre el origen y composición de esta «mesa». Se ha especulado sobre toda clase de hipótesis: desde que era una simple mesa, eso sí, de oro y diamantes, hasta que en realidad se trataba de un cofre, aunque el análisis de las leyendas medievales parece hacer referencia siempre a un espejo.



De su propietario, el rey Salomón, se ha dicho que poseía una gran sabiduría y una considerable fuente de riquezas. Entre sus valiosas posesiones se cree que tenía un trono totalmente automatizado, naves voladoras y un espejo mágico. La tradición no habla para nada de ninguna mesa que tuviera un valor concreto o simbólico para Salomón y, al igual que las narraciones árabes, las referencias a este objeto siempre aluden a un espejo de cualidades prodigiosas.


El Libro de Enoch ya hace referencia a ellos, diciendo que fue Ezequiel quien enseñó a los hombres a fabricar espejos mágicos donde podían verse escenas y personas distantes. Recuerda un remoto aparato de televisión, pero no adelantemos todavía hipótesis. Se dice que este espejo de Salomón le revelaba todos los lugares del mundo y le permitía ver los siete climas (Carra de Vaux, L'abregé des Merveilles, París, 1898). Si a esto unimos el hecho de que, según Al-Masudi, disponía de un mapamundi y de la bóveda celeste dibujada en sus santuarios, llamados tronos de Salomón, la imaginación se dispara.



De ser cierto esto, estaríamos en presencia de un espejo mágico, de un sofisticado aparato de alta tecnología, construido con materiales no enteramente de este mundo, que además de servir para ver acontecimientos futuros servía para la navegación aérea. Pero hay más datos que avalan esta hipótesis, aparentemente tan extravagante. Francisco Picus, en el Libro de las seis ciencias, describía la construcción del espejo de Al Muchefi, según las leyes de la perspectiva y adecuados aspectos astronómicos. Se dice que en aquel espejo se podía ver un panorama del Tiempo.
En cuanto a quién pudo construir un objeto tan asombroso, la tradición dice que Tiro, la más poderosa de las ciudades fenicias, le ayudó en la construcción del templo. El rey designó como arquitecto a un tal Hiram o Abhirán. La construcción duró siete años, tiempo excesivo si tan sólo se dedicaron a la edificación de un templo de cincuenta y cinco metros de largo por veintiocho de ancho y quince de alto, pero no si además hicieron otras cosas. Para Eslava Galán, la construcción del templo encubre el magno esfuerzo del rey judío por reunir a los sabios del mundo, con objeto de hallar la fórmula del nombre del Dios Primordial o principio básico que conjugara, en admirable sincretismo, los principios solares y lunares hasta entonces en pugna. Y, ciertamente, Salomón llegó a ser una persona muy poderosa y sabia. Tenía buenos marineros, buenos arquitectos, carpinteros, una buena flota de barcos, madera de cedro y excelentes fundidores de metales. Fundió para su amigo diez grandes vasos de bronce, cada uno de los cuales tenía la capacidad del Arca de la Alianza, es decir, cuarenta baths —un bath representa 0,029163 metros cúbicos.
Luego Hiram fundió para Salomón una enorme copa de bronce, una verdadera piscina, con una capacidad de dos mil baths, o sea, cincuenta veces la de los vasos. Esta enorme copa, que pronto se llamará el Mar de Bronce, tenía un volumen de 58,320 metros cúbicos. Su superficie era de unos sesenta metros cuadrados y al parecer su espesor era de diez centímetros, por lo que debía de tener seis metros cúbicos o sesenta toneladas de bronce, lo cual es una barbaridad y, tal como dice Maurice Chatelain, resulta difícil creer que un monumento semejante pudiera ser construido para el baño de Salomón o de sus concubinas. Es mucho más probable que este enorme espejo, cuyo diámetro era superior al del reflector del observatorio de Monte Palomar en California, hubiera sido construido con fines astronómicos. Chatelain dice que quizá se encuentre aún a una gran profundidad bajo las ruinas del templo. 



Entonces, ¿qué era? ¿Un gran telescopio, una especie de antena parabólica, un radar, un gran espejo con propósitos astronómicos o un simple objeto decorativo? 

Recordemos que estamos en el siglo X a. C. Diversas leyendas no se limitan a decir que fue construida por un ser humano, sino por una serie de espíritus serviciales que tenía Salomón: los djins o genios de la mitología musulmana.

De la Mesa o Cofre de Salomón poco se sabe desde que el templo fue destruido por Nabucodonosor II en el 587 a. C. Ciertos tesoros debieron de quedar a salvo en escondites secretos, no muy lejos de la zona, hasta que en el año 70 d. C. el tesoro del templo es saqueado por las legiones de Tito y llevado a Roma, donde se coloca en el templo de la Paz Judaica —para unos— o templo de Júpiter Capitolino —para otros—. Flavio Josefo, testigo presencial de los hechos y cronista de aquella conquista, escribe que «entre la gran cantidad de despojos, los más notables eran los que habían sido hallados en el templo de Jerusalén, la mesa de oro que pesaba varias toneladas y el candelabro de oro».



En el año 410 los visigodos de Alarico se apoderan de Roma y del tesoro, que pasó a formar parte del tesoro antiguo de los godos, siguiendo con ellos durante su largo vagar por Italia y la Galia, hasta que quedó depositado en Tolosa, en Aquitama, la capital de los godos desde el 418, una vez que se asentaron en un territorio firmemente. Este tesoro antiguo constituía una especie de patrimonio de la nación visigoda y era distinto del tesoro real, que constituía la reserva monetaria del Estado. El historiador Procopio, en su libro V de Historia de la guerra gótica, dice que Alarico escapó con «los tesoros de Salomón, el rey de los hebreos, espectáculo muy digno de verse, pues en su mayor parte estaban adornados con esmeraldas y en tiempos antiguos habían sido tomados de Jerusalén por los romanos».



En el año 507, después del desastre visigodo en la batalla de Vouille, fue llevado a Toledo, donde fue guardado en una cueva conocida como Gruta de Hércules. El rey Rodrigo, según la leyenda, abrió el Cofre de Salomón y vio las imágenes de aquellos que acabarían con su reino. Ese mismo año, el 711, los musulmanes, al mando de Tariq, invadieron España y llegaron hasta Toledo, donde se apoderaron del tesoro antiguo de los godos, en un palacio llamado la Mansión de los Monarcas, donde se dice que encontraron la Mesa en la que estaba inscrito el nombre de Salomón y otra mesa de ágata. Los historiadores árabes enumeran las cosas maravillosas que encontraron en el palacio, entre ellas un espejo mágico, grande y redondo formado por una aleación de metales, que en su tiempo había sido fabricado para Salomón, hijo de David —¡sobre ambos la paz!—; el que se miraba en ese espejo «podía ver en él la imagen de los siete climas del universo».

LOS CELTAS.

Introdu cción. Los celtas era un grupo de tribus feroces y guerreras que vivieron en la Europa Central y Occidental entre los siglos VIII y ...